Si por alguna razón terminas en una prisión finlandesa es posible que tu destino sea trabajar día tras días para una computadora siempre hambrienta de nuevo conocimiento.

La empresa Vainu ha llegado a un acuerdo con las autoridades de la Agencia de Sanciones Criminales (CSA) para que se le asignen tareas de clasificación de datos a los presos. Por coincidencia ambas organizaciones tienen su sede en el mismo edificio.

El arreglo contribuye al entrenamiento de los algoritmos de una inteligencia artificial, al mismo tiempo en que los detenidos aprenden nuevas habilidades que podrían suponer un futuro diferente cuando cumplan sus sentencias.

La operación no es en realidad de gran escala. Unas 10 computadoras han sido enviadas a dos prisiones, menos de 100 prisioneros están involucrados en la nueva actividad. El arreglo lleva en vigencia poco más de 3 meses.

La necesidad original

Actualmente Vainu trabaja en la creación de una extensa base de datos de compañías de todo el mundo con el objetivo de ayudar a las empresas a encontrar los mejores socios contratistas. Para esta tarea es necesario leer cientos de miles de artículos extraídos de Internet y etiquetarlos para distinguir su contenido.

En el caso de los artículo en Inglés la empresa ha utilizado los servicios del Amazon Mechanical Turk. Sin embargo dicho sistema no provee con suficientes mano de obra para los artículos en finés. Por su parte, la empresa solo dispone de un interno para realizar la tarea en dicho lenguaje.

Cuestionamientos

El pago por el trabajo es enviado a la CSA y equivale a lo que se pagaría a través del sistema Amazon Mechanical Turk. Luego las autoridades deciden cuanto le llega a los reclusos. Por dicha razón los críticos apuntan a cómo el dinero es distribuido, y de forma secundaria al hecho de que las tareas realizadas en realidad requieren poca formación informática.