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A la hora trasladar la temperatura de la CPU o GPU al disipador y bajar su temperatura, principalmente tenemos dos opciones: utilizar pasta térmica o metal líquido, siendo este último el que mayor conducción térmica ofrece, sin embargo, debido a su composición, si no lo colocamos correctamente, la CPU o GPU puede dejar de funcionar.

Esto es precisamente lo que le pasó al propietario de una NVIDIA RTX 3090 Founders Edition, una gráfica que dejó de funcionar tras aplicar incorrectamente metal líquido. Si esto nos pasa a cualquier de nosotros, lo más probable es que nos tiremos de los pelos de la cabeza hasta quedarnos calvos o bien, comprar una nueva, siempre y cuando el bolsillo nos lo permita.

Esta gráfica acabó llegando al canal de YouTube North West Repair, donde consiguió que volviera a funcionar como el primer día, aunque el proceso no fue precisamente sencillo y que os mostramos bajo estas líneas.

Reparar RTX 3090 muerta por metal líquido

El principal problema de utilizar metal líquido en lugar de una pasta térmica de óxido tradicional es su conductividad, por lo que, si se aplica en exceso, los restos se pueden esparcir por el PCB produciendo cortocircuitos, esto es precisamente el problema que afectó a esta tarjeta gráfica de NVIDIA.

Lo primero que hizo Tony, el técnico que se ha encargado de llevar a cabo la reparación, fue comprobar que los circuitos funcionaban correctamente, sin embargo, la placa no emitía ninguna señal.

Con la placa conectada, le pasó un test que reveló que dos de los chips GDDR6X estaban causando problemas. Una vez identificado el problema, procedió a desmontar tanto los chips de memoria afectados como el procesador para limpiar todos los restos de metal líquido que se habían esparcido por el PCB y que se habían colado debajo de estos.

Para desmontar el procesador y los módulos de memoria, utilizó una máquina que calienta de forma uniforme la placa hasta 250 grados para así retirar los componentes afectados y proceder a la limpieza. En el vídeo podemos ver el proceso junto con los diferentes métodos de limpieza a los que sometió tanto el procesador como los módulos de memoria para dejarlos completamente limpios y sin ningún resto de metal líquido.

Tras desmontar y limpiar los componentes afectados por el metal líquido, procedió a montar la gráfica. En esta segunda ocasión si mostraba señal, sin embargo, seguía produciéndose un error en uno de los módulos de memoria, por lo que tuvo que desmontar nuevamente la gráfica y volver a soldar el módulo que estaba presentado problemas, ya que ese era el único motivo por el que podía presentar un problema de funcionamiento.

Una vez solucionado el problema con el chip de memoria, pasó sin problemas la prueba de rendimiento de 3DMark para comprobar que su estado de funcionamiento era el mismo que el primer día. No sabemos cuánto dinero le costó la reparación, pero, a buen seguro es mucho menos de lo que cuesta la gráfica más potente de la serie RTX 30, cuyo precio, para la versión Founder Edition en el lanzamiento fue de 1.599 dólares, por mucho que le haya cobrado, no superará ese importe.

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