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Los acontecimientos y los movimientos de Intel en los últimos meses y años, dejan bastante interrogantes. El mayor fabricante de procesadores para ordenador del mundo ha «regalado» su división de SSD y ordenadores NUC. Se ha quitado a grandes nombres como Jim Keller y Raja Koduri, así como producir chips para terceros. Esto nos lleva a preguntarnos:
¿ha estado Intel al borde de la quiebra?

Vamos a remontarnos a 2017, año en el que AMD lanza sus primeros procesadores Ryzen. Tras varios años de refritos infames, la compañía cambia totalmente el diseño de sus procesadores en una apuesta a cara o cruz. La compañía se sabía que estaba al borde de la quiebra y estos procesadores eran su único salvavidas.

Para desarrollar y lanzar estos procesadores, AMD vendió sus fundiciones a GlobalFoundries y TSMC. Además, de firmar acuerdos con GlobalFoundries para que fabricará los chips Ryzen, que después se quebró por qué la fundición dejo de avanzar en la miniaturización de transistores.

¿Dónde surgen los problemas de Intel?

El origen de todos los males está en su diseño de procesadores monolítico y la litografía de 10 nm. Durante 5 años la compañía tuvo que sacar refritos de sus procesadores bajo el proceso de 14 nm. Por primera vez, se terminaba el denominado ciclo «tic-toc». Este ciclo establece una primera familia de procesadores con una litografía y una segunda familia con la litografía más perfeccionada, para después, ser «abandonada».

Ahí la compañía estaba inmersa en un proceso desbocado de expansión hacia otros segmentos. Tenían su propia división de chips 5G y estaban desarrollando nuevas memorias para SSD y un nuevo tipo de memoria RAM con persistencia. Pero, la realidad termino impactando con fuerza a la compañía.

Su proceso de 10 nm no era bueno, daba muchos fallos en producción. Que la tasa de procesadores viables para su comercialización apenas llegara al 50% era horrible, ya que impedía su venta. Debes saber que la tasa de procesadores viables por oblea, para que sean «rentables» debe ser entre el 85-90%.

Para salvar la situación y mejorar la inversión en este proceso, primero cae la división de chips 5G. Esta división se vende a Apple por prácticamente lo que se había invertido en su desarrollo.

No deja de ser interesante que Apple sea un actor importante en todo esto. La compañía anuncia, tiempo después, que dejarían de trabajar con Intel en favor de sus propios procesadores. Intel pasa a perder un gigantesco cliente y, obviamente, miles de millones de euros.

Una concatenación de problemas y decisiones

Años despues Intel terminaría vendiendo su división de memorias SSD en dos partes. Por un lado, vende las patentes de sus memorias 3DXpoint y por otro la división de SSD. Además, terminará cerrando la división de memorias RAM con persistencia, una especie de hibrido entre RAM tradicional y SSD.

Durante este periodo también se han marchado dos figuras importantes. Primero Jim Keller, quien es el ideólogo de los procesadores heterogéneos actuales. Tras él ha dejado la empresa Raja Koduiri, padre de las Intel Arc, las nuevas tarjetas gráficas de la compañía.

Entre medias Intel se ha abierto a actuar como fundición, algo que llevaba casi dos décadas sin hacer. Sumamos a esto que ha «regalado» la división Intel NUC a ASUS hace unas semanas.

Podemos ver que hay un conjunto de acciones que hablan de un problema financiero importante de Intel. Es posible que la compañia haya llegado a estar contra las cuerdas a nivel financiero y haya tenido que tomar decisiones desagradables. Sin lugar a dudas, las peores las de dejar marchar a Keller y Koduri.

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