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El formiato es estable, fácil de transportar y almacenar, no es tóxico ni inflamable. Se lo utiliza para crear células de energía.

El cambio climático es un fenómeno establecido y un problema que cada vez más gobiernos, organizaciones y empresas intentan combatir. El grado de esfuerzo y responsabilidad de cada uno de estos actores es un tema a discutir. Para evitar que el planeta se convierta en una roca inhabitable para los seres humanos es necesario reducir las emisiones de gases con efecto invernadero. Pero si en algunos casos no fuera posible evitarlas, también se está considerando la captura del gas. El problema es que todos los procesos de captura son muy costosos, si hubiera algún beneficio económico esto podría cambiar.

El formiato

Un grupo de ingenieros ha desarrollado un proceso eficiente para convertir el dióxido de carbón en Formiato, un combustible que puede ser empleado para la creación de células de energía.

Este tipo de combustible ya se produce a partir de otros materiales. Sus principales ventajas son que no es tóxico, no es inflamable y puede transportarse y almacenarse con facilidad en estado sólido o líquido.

La diferencia en términos de efectividad es importante. Los procesos anteriores alcanzaban una tasa de conversión al material deseado del 20%, mientras que el nuevo método llega al 90%.

Una cuestión de escala

Los responsables de este avance son los científicos del MIT y la Universidad de Harvard. La investigación ha sido publicada en Cell Reports Physical Science. Hasta ahora los investigadores han realizado el proceso en un pequeño laboratorio, pero estiman que es posible llevarlo a escalas mayores sin grandes problemas.

Las células de energía de formiato podrían emplearse para calentar los hogares o darle poder a las industrias, incluso convertirse en parte fundamental del sistema eléctrico en general.

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