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La compañía realizó, con la colaboración de oficiales de los entes reguladores, pruebas para determinar la capacidad de su plataforma para combatir la desinformación, la propaganda y la distribución de material ilegal.

La gran mayoría de las empresas se adaptan a las leyes de los países en las que operan. Pero esto sucede siempre y cuando las autoridades estén atentas y dispuestas a lanzar advertencias y realizar correctivos. Twitter no es la excepción a la regla. En el caso de la Unión Europea lo dicho supone estar atenta a la distribución de noticias falsas, las operaciones de propaganda y la actividad criminal.

La relación de la empresa con los reguladores del continente ha sido errática. Hace poco había abandonado el código voluntario contra la desinformación. Pero ahora parece haber adoptado una actitud más cooperativa.

Pruebas

Oficiales de la Unión Europea visitaron las oficinas centrales de la empresa en Europa. Una vez allí, realizaron, junto a los empleados, un ejercicio de prueba para ver la capacidad de la plataforma para controlar las actividades ilícitas ya señaladas. En particular interesaba ver como podía combatirse la propaganda rusa y la explotación infantil.

Entre las pruebas realizadas se examinó como funcionaban las recomendaciones de contenido y el control sobre el contenido ilegal.

El hecho de que la empresa accediera a realizar estas pruebas fue visto como algo muy positivo. Sin embargo, se señaló que mucho trabajo debe realizarse para que se cumplan con los estándares establecidos.

Consecuencias

Las autoridades europeas han señalado que las empresas deben atenerse a las leyes que entrarán en vigencia durante el mes de agosto. También han advertido que aquellas que no lo hagan se arriesgan a multas de un 6% de sus ingresos globales y hasta la prohibición de operar dentro de la comunidad.

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