La falta de oxígeno puede acabar con nosotros, pero aunque parezca mentira, el preciado gas está vinculado a una de las extinciones masivas más grandes que han sucedido en la Tierra. Una parte de ese conflicto se ve representada en nuestra propia atmósfera. Dicho en términos sencillos, el oxígeno llegó después, y todo lo que no se adaptó a su presencia, quedó condenado a desaparecer. Nuestra máquina del tiempo imaginaria