En los albores de la era de la informática doméstica, los PC no contaban ni tan siquiera con pantallas a color, sino que empleaban monitores CRT (a veces integrados como si fueran un AIO) monocromo o las típicas de color verde fluorescente que a buen seguro habréis visto en películas y series. Sin embargo, la llegada de los CPC cambió completamente el paradigma de los ordenadores personales, y en