Puede suceder que, tras habernos comprado unos flamantes auriculares con cancelación de ruido activa, pasado un tiempo de estar empleándolos, nos comience a molestar nuestras orejas. E incluso, puede que esa molestia se acabe convirtiendo en un dolor tan intenso que nos obligue a quitarnos los auriculares. O producirnos dolor de cabeza. Sin embargo, esas sensaciones tan desagradables no se deben a que nuestros auriculares estén mal diseñados. De